El Campello y Peñíscola son dos lugares muy visitados especialmente durante el verano. Sus playas, su buen clima y su gastronomía se convierten en un imán para los miles de visitantes que eligen estos destinos para disfrutar de sus vacaciones. Pero el encanto de estas dos ciudades no desaparece cuando se recogen las sombrillas y la costa se vacía. El Campello y Peñíscola cuentan un invierno suave y agradable que invita a realizar un sinfín de planes y a descubrir su atractivo con mucha tranquilidad.
Peñíscola: historia y gastronomía en un entorno natural de excepción
Al norte de Castellón, se encuentra Peñíscola, un municipio que forma parte de la red “Los pueblos más bonitos de España” desde 2013. Y ese título es más que merecido. El encanto de Peñíscola está presente durante todo el año, pero en invierno lo más apreciado es la tranquilidad que allí se puede encontrar.
Una de las visitas imprescindibles es el Castillo del Papa Luna, del siglo XVI, el cual se construyó sobre los cimientos de una fortaleza musulmana. Este lugar, que alberga en su interior galerías y museos, se encuentra en el casco antiguo de la localidad, que también merece una visita. Además, es recomendable entrar en la iglesia de Santa María de Peñíscola, del siglo XV, y el Museo del Mar, donde se encuentran los documentos históricos del municipio y una zona dedicada a la fauna peñiscolana. Los exteriores de la localidad también tienen una gran belleza. Destaca la Serra d’Irta, con unas impresionantes vistas.
Su gastronomía, siempre vinculada al mar, es un regalo para el paladar. El all i pebre de rape o polpet, la olleta, la paelleta, los mariscos y el caragol punxent son solo algunos de sus platos más deliciosos.
El Campello: tradición y cultura a orillas del Mediterráneo
En la provincia de Alicante está El Campello, un lugar muy veraniego que todavía guarda más encanto durante el invierno.
Entre sus monumentos más destacados se encuentran la Torre de la Illeta y la Torre de Barranc de les Aigües, construidas en lo alto de un saliente natural. Además, para descubrir un poco el pueblo y sus encantos, es recomendable pasear por el Paseo Marítimo y observar las casas de los pescadores, las cuales están cuidadas con mucho mimo por los propietarios.
El Campello también cuenta con abundante naturaleza. En el sendero de les Puntes de Gosàlvez se encuentra la vegetación típica del Mediterráneo y, en su punto más alto, junto a la Caseta de Caçadors, se puede disfrutar de una espectacular panorámica de toda la costa.
Esto son solo algunos de los lugares que se pueden visitar en estas dos ciudades. El Campello y Peñíscola ya no se encuentran únicamente dentro de los planes del conocido concepto de sol y playa, sino que abren sus puertas durante todo el año a aquellos visitantes que quieran recorrer sus calles y disfrutar de sus encantos de un modo más relajado.