Alicante es mucho más que arroces, de los que la provincia cuenta con una gran variedad, y productos de mar. Alicante es dieta mediterránea, verduras, frutas, exquisitez, buena cocina, tradición, investigación y profesionalidad. Lo demuestran las diez Estrellas Michelín
que cuelgan de ocho establecimientos de nuestro entorno. Quique Dacosta con tres en su restaurante de Dénia, Kiko Moya de L’Escaleta de Cocentaina y Alberto Ferruz del Bon Amb de Jávea, con dos y Pepa Romans de Casa Pepa de Ondara, Susi Díaz de La Finca de Elche, María José San Román del Monastrell de Alicante, El Rodat Village-Spa de Jávea y Audrey’s
Restaurant de Calp con una cada uno.
Una excelencia en la que estos cocineros de alto nivel se centran en la investigación gastronómica, que convive de forma complementaria con una gran diversidad de cocina tradicional que se conserva por las montañas y los valles de la provincia para deleitar los paladares de los visitantes. De los arroces más singulares, como el caldero, a la olleta de
la montaña, la pericana, el gazpacho o el cocido con pelotas. Todo con productos de la tierra.
También se reconoce con los productos que tienen el sello de Denominación de
Origen. Ahí está el níspero de Callosa d’En Sarrià, el turrón de Jijona y Alicante, las Cerezas de la Montaña de Alicante, la Uva Embolsada del Vinalopó, las Bebidas Espirituosas de Alicante, los Vinos de Alicante y la Granada Mollar de Elche.
Unos vinos que ya han cosechado numerosos premios y que van desde el moscatel hasta los rosados y licores, con un vino de origen exclusivo como es el Fondillón. Y que para estar más cerca de los consumidores abre las puertas de las bodegas con el objetivo de potenciar otro tipo de turismo, con la denominada Ruta del Vino, que se extiende desde Pinoso hasta la Marina Alta y El Comtat. Y ya han recibido más de 23.000 visitas en lo que va de año.