Este pequeño municipio alicantino de algo más de 220 habitantes destaca por el encanto que despierta su singular y bella geografía. La Vall d’Ebo es un auténtico tesoro de la naturaleza, un tesoro para descubrir.
Sin embargo, para acceder a esa riqueza natural, habrá que adentrarse en un camino complicado y no apto para los amantes de la línea recta. Los turistas que quieran visitar La Vall d’Ebo tendrán que lidiar con pronunciadas curvas, que serán las grandes protagonistas del viaje. Un buen ejemplo y muy ilustrativo de esto se comprueba con el diseño de la carretera que desde Pego se introduce en la sierra. Ésta parece hecha por el mismísimo diablo. «Curva, contracurva y caída al precipicio». No obstante, este característico rincón nos regala unas vistas espectaculares. Por lo tanto, las «muchas piedras que hayan en el camino», sólo harán que la visita a La Vall d’Ebo sea «más grata, enriquecedora e inolvidable visualmente».
Este encanto tan natural y singular está teniendo cada vez mayores adeptos. La Vall d’Ebo invita a un viaje a otra época, a una huida hacia la naturaleza y lo diferente. Este pequeño municipio no conoce el término «masificación» ni «invasión turística» y precisamente ese hecho ha permitido que este pueblo alicantino haya conservado su riqueza geográfica y su bella naturaleza. La Vall d’Ebo ha sobrevivido al paso del tiempo y a los envites del turismo masificado para lucir una imagen radiante.
Este municipio alicantino ha encontrado un nicho de mercado en un turismo alejado del predominante en las costas alicantinas (sol y playa y grandes aglomeraciones de visitantes). La Vall d’Ebo apuesta por un turismo activo en el que «la naturaleza, la tranquilidad, el senderismo y la aventura» son las protagonistas.
Uno de los principales reclamos de la localidad es la valentía que despierta El Barranc de l’Infern. Es el lugar de los más aventureros y expertos, allí podrán disfrutar de secciones de escalada espectaculares y peligrosas. Para rebajar tensiones, es recomendable pasar un día de campo en familia buscando el curso del río Ebo o haciendo pícnic en las fuentes destinadas a ello. Además, los accidentes geológicos del valle también ofrecen una oferta que permiten de disfrutar de un baño muy refrescante en «Els Tolls». Unas balsas naturales de agua del río Ebo que ya se está empleando como piscinas naturales.
La espeleología es otro de los puntos fuertes de este municipio. Se puede practicar en «las Simas de la Vall», que oscilan entre los 56 metros y los 137, las cuatro perfectamente cartografiadas y aptas para iniciarnos en la espeleología, o practicarla a un nivel avanzado. Se puede hacer lo propio con la Cueva del Rull, bautizada así por el cazador local que la descubrió, que nos abre a una red de grutas acondicionadas para la visita y que sin duda llevan más allá la experiencia subterránea. Por último, y no menos importante, encontramos la emblemática «Cueva Fosca». En ella hay grabados del año 10.000 a.C. que ponen el acento en el origen y el valor histórico del valle. Además, hay que destacar que está muy bien situada, muy cerca del núcleo urbano actual.
Auge del patrimonio histórico y una deliciosa gastronomía para nuestro el paladar
La percepción con respecto al patrimonio histórico de la Vall d’Ebo ha cambiado en los últimos tiempos. Este municipio alicantino puede sonreír, ya que las alquerías que durante varias décadas o siglos han estado abandonadas, ahora despiertan interés en la población británica para ser su nueva residencia en España.
Dentro del patrimonio histórico, resaltamos la Iglesia barroca de San Miguel. Esta fue construida en 1623 y conserva una talla de la Virgen de los Desamparados del siglo XVII, de la escuela de Vergara.
Otra figura cultural importante es El Museo Etnológico de La Vall d’Ebo. Ubicado en una casa antigua a la avenida de la Marina Alta, expone una colección de herramientas y curiosidades aportadas por los vecinos del municipio. A través de esos objetos se recrea la vida de los antepasados del pueblo. La austeridad de los utensilios de cocina, muestra de una dieta sencilla; los aperos de cultivo rudimentario con los que se extraía de la tierra el fruto de un duro trabajo; el mobiliario, las vestimentas, los ornamentos, etc… Visitar el Museo etnológico es entrar en otra época, cada u de los objetos expuestos fue utilizado por alguien en algún momento de la vida y de la historia de La Vall d’Ebo. Las dos primeras plantas están dedicadas a la recreación de los lugares de vida de una casa de pueblo.
Por último, destacamos el Centro de Interpretación del Arte Rupestre de La Vall d’Ebo. Ubicado en la tercera planta de la Casa Museo, el centro de interpretación del Arte Rupestre de La Vall d’Ebo (Declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998) ofrece al visitante reproducciones facsímiles de todos los grabados y pinturas rupestres de nuestro término explicados a través de vitrinas y paneles con fotografías en 3D.
Finalmente en cuanto a gastronomía, nuestro paladar saboreará de los siguientes platos típicos: Mintxos, Olleta y Puchero.
Así que ya saben, si quieren disfrutar de una experiencia única e inolvidable, y descubrir un tesoro de la naturaleza, visiten La Vall d’Ebo.