Conocer un pedacito de la historia es siempre una aventura fascinante pero más aún si son los coetáneos y oriundos del momento y lugar quienes la cuentan. Esta es la propuesta que ofrece Castelló de la Plana en una visita teatralizada que en poco más de hora y media conduce al visitante por el discurrir de las antiguas murallas y además con el excepcional acompañamiento de algunos peculiares personajes.
Desde la plaza de la Hierba, justo al lado de la concatedral y delante de la Tourist Info, empieza el recorrido que Turismo ofrece en esta propuesta lúdica y cultural. De la mano de guías expertos y detallistas, como Raúl, que interactúan constantemente con los visitantes, en especial cuando hay niños, se sitúa al público en el Castelló amurallado. Una primera parada en la plaza Cardona Vives, junto al Palacio de la Marquesa pone en valor algo tantas veces olvidado como es el paso del meridiano 0 por Castellón.
Allí mismo, ya aparece Mateu, un contemporáneo de algunos siglos ‘ha’ que saluda al guía poniendo en tela de juicio algunas de sus explicaciones y obsequia con algún dulce típico de la tierra como ‘rollets d’anis‘ acabados de elaborar por su «fallecida esposa Merilda». Hasta el antiguo Portal de Agua, nos conduce Mateu, y allí junto al pequeño vestigio que ha quedado al descubierto, ambos guías hablan de las costumbres de la época. Luego, siguiendo la calle Gobernador y con algunas paradas en el Palacio del Obispo o en otra de las entradas al antiguo Castelló, la que actualmente comunica la Plaza Donoso Cortés con la Avenida Hermanos Bou, el recorrido llega por la calle de ‘La Vieta‘ hasta la plaza de la Paz.
En este espacio un «pendenciero y libertino» Don Juan Tenorio, como él mismo se define, mientras declama los inmortales versos de Zorilla, nos habla del Teatro Principal de Castellón y de la tragedia ocurrida en el cine La Paz.
El recorrido, pasando por el ‘Portal de l’Om‘ sigue hasta hacer nueva parada delante del emblemático Real Casino Antiguo de Castelló para adentrarse de nuevo en el centro de la Ciudad, con algunas paradas como la de la Plaza Santa Clara, donde se ubicaba en antiguo convento de las Clarisas.
Finalmente cerca de la Concatedral, de nuevo aparece Mateu que nos revela algunos de los misterios y momentos más oscuros del Castelló de antaño como lo acaecido en la misteriosa ‘callecita’ Ecce Hommo.
Por último, son las palabras de un capellán, el Padre Vicente, las que nos llevan de nuevo a la historia religiosa y civil del templo de Santa Maria y de su campanario, El Fadrí, para finalizar la visita a los pies de este. Todo un viaje, histórico, ameno, divertido y cargado de referencias cómplices, apto para todos los públicos y altamente recomendable en todos los aspectos.